Concierto de música sacra. Sociedad Coral San Antonio de Benagéber. Sábado 22 de Abril de 2022
El coro ha incorporado un cuarteto de cuerdas, y con eso nos ha dado la sorpresa de atacar partituras de mucha prestancia.
El concierto empieza y con la primera nota ya te barniza las penas… te saca de la tierra. Los veintisiete miembros se hacen uno solo. Bueno, no se hacen, los hace Andreu Soler, el director, porque además de dirigir con los brazos y las manos, dirige con los dedos y así marca, orienta y acompaña la sutilezas de las voces, porque el conjunto -atento- le obedece como si hubieran ensayado mil veces. Y el resultado se reivindica solo.
Tras las cuatro primeras piezas, preciosas, vino la novedad: el Ave Verum de Mozart acompañado de María, Cristina, Amparo e Irene, con dos violines, viola y celo. Así ya es algo más que un coro, porque esto convierte el concierto en un sueño, y lo que te adormila es el perfume que emana de todas esas criaturas angelicales en estado de gracia.
El Zion hört de Bach lo cantó en solitario Federica di Trapani de forma sólida, valiente y atrevida subiendo, una gran voz. Pero lo ciertamente sorprendente fue escuchar a Andreu tocar la marimba para hacer “fusión” con el adagio de Albinoni. Si este adagio habitualmente te acompasa el ritmo cardíaco, la marimba te lo acelera. Y que decir del Aria en Re de Bach a golpe de tabla de marimba. Estas novedades denotan una inquietud musical muy encomiable.
Vino luego el Lacrimosa, del requiem de Mozart, fue el momento álgido, el coro ha ganado en gradiente, y el complemento del cuarteto de cuerda deja redonda la interpretación.
El programa de mano dejaba el número 12 en blanco, pero Tere nos dijo que no se trataba de un error, sino de un regalo. No querían que D. Alberto supiera que le iban a dedicar In paradisum, del Requiem de Fauré, en agradecimiento por lo mucho que ha hecho y hace por el coro. Esta música es de las que hay que oír de rodillas, porque recuerda los versos de Dante:
E par che de la sua labbia si mova
un spirito soave pien d’amore,
che va dicendo a l’anima: Sospira.
Que gozada de concierto. Y han terminado con un bis, el Ave Verum, que lo bordan. Este coro enseña colores que no son de cosas, que son de momentos…¡Que se repita! Porque esto es lo que necesita el mundo ahora…
Enhorabuena.